Esta es una entrada de ésas en las que os explico muchas cosas y siempre me queda algo por decir.

Lo primero: El blog ya tiene Bloglovin. Si os soy sincera, aún no sé cómo se usa, así que no creo que me meta mucho. Pero eso, que si tenéis (y sabéis usarlo) que me sigáis. Ya no os digo: podéis seguirme. No, ahora es una orden, me seguís y punto. Os dejo los dichosos botones:

Me llamo Colin Fischer. Tengo 14 años y peso 55 kilos, 

Hoy es mi primer día de instituto. 

Me quedan 1.365 para terminar.

Creo que algo que más me ha marcado del libro son los esquemas que va pensando el protagonista poco a poco hasta que se acaba la historia. Encontraremos también pequeñas curiosidades que Colin va escribiendo y que están al principio de cada capítulo.
Creo que poco a poco nos va trasmitiendo pequeños mensajes y tendréis que leer la novela para poder descubrirlos.

Hoy os traigo el tercer IMM, hace tiempo que no subo uno y ya tengo editado el cuarto también, por lo que pronto caerá. Ahora lo único que quiero es no comprar mucho hasta septiembre y poder leerme los 47 libros que tengo en mi estantería pendientes.

- IMM -

-Libro a Libro-

SE ACABÓ

♥Título: Contra el viento del Norte 
♥Título Original: Gut gegen Nordwind 
♥Autor/a: Daniel Glattauer 
♥Traducción: Macarena González 
♥Editorial: Alfaguara 
♥Número de páginas: 260 
♥ISBN: 9788420406107 
♥Precio: 17,50
Este libro es uno de ésos que los ves en la estantería, los coges para admirar su edición (además de olerlos), y te empiezas a leer las primeras páginas. Cuando llegas a la página cien, te dices para ti misma "este libro me lo tengo que acabar", y así sigues leyendo, hasta que lo acabas.
O al menos eso fue lo que me pasó a mí.
Fue coger el libro por curiosidad, continuar leyendo el libro por curiosidad, y al final acabarlo por no dejarlo a medias.
No me malinterpretéis, el libro me gustó mucho, creo que la simple idea de llenar un libro con mensajes de correo electrónico que se envían dos personas sin conocerse ya es épica. Después, el creerse o no la historia, es decir, que te parezca irreal o real ya es depende de la persona.

La forma en la que se conocen ambos protagonistas es bonita, sencilla y práctica. Es uno de los elementos que más me gustan de la historia. Me explico, los personajes principales se conocen porque Emmi va a escribir a una revista para darse de baja de suscripción, y escribe mal la dirección. En vez de poner Like, pone Leike. Ahí es cuando ambos personajes se conocen. Cuando la química empieza a surgir.

Cuando veo que me llega un mensaje tuyo me palpita el corazón. Hoy, ayer y hace siete meses. 

Como ya he dicho antes, un punto muy fuerte de la novela es la originalidad. Hay libros que de vez en cuando tienen e-mails en su interior, pero.. ¿rellenar 260 páginas con e-mails? No. Eso sí que no. Simplemente porque cuando no hay diálogos, ni cuando no nos cuenta lo que sienten los protagonistas tienes ganas de abandonar el libro, por puro aburrimiento. Y el hecho es que Daniel Glattauer ha conseguido mantenerme pegada al papel durante dos noches leyendo e-mails.

 Además, partiendo de una historia tan sencilla como es la del libro, hay que destacar la pluma del autor. Porque una historia sencilla no suele gustarme mucho, pero la prosa del autor ha conseguido que me encante de principio a fin.

Ya lo ves, querido Leo, así empieza un buen día. Abro el correo y me sale un correo de Leo Leike. Ayer: mal día. Ningún mensaje de Leo. Nada de de nada. Nada de Leo. ¿Qué se puede esperar de semejante día?

Otro punto fuerte de la historia son los personajes. Ambos nos saben trasmitir el amor y la dulzura a su manera. Aunque sí que es verdad que a veces me frustraba mucho que uno estuviera de acuerdo en encontrarse y el otro no, o al revés. Y otra cosa que creo que le va a quitar el cinco sobre cinco a la novela es que a veces me daba la sensación de que se enrollaban demasiado escribiendo; es decir, para expresar algo que perfectamente es entendible en seis líneas, se tiraban toda la hoja. Y eso me llegaba a exasperar bastante, leer sin que te diga nada claro.

Y luego está el final. Creo que yo le hubiera puesto otro final, ese desde luego no, pero en cierto modo consigue mantenerte con la inquietud, y creo que es un punto a favor porque algunas personas (no es mi caso) se han leído Cada siete olas sólo por resolver la intriguilla que nos deja el autor.